Desde hace más de 10 años cada vez es lo mismo, la espera de la celebración anual de nuestro ritual. Todo inicia en enero. Jean Marie Boursicot, nuestro gran sacerdote, ve miles de comerciales, mandados por agencias alrededor del mundo. Días, noches, vacaciones, fines de semana, se atasca de publicidad, a menudo hasta la indigestión tratando de encontrar esos momentos: treinta segundos de risa, de ternura, de emoción, de sorpresa, que al igual que las películas, nos narran historias. |
Esa búsqueda no es siempre placentera, créeme que ver quince horas de spots rusos puede ser agobiante. Pero lo hace para nosotros (aunque sospecho que a veces lo hace por pura gula). Después sigue la edición, son jornadas completas para encontrar un ritmo, buscar un orden y así escribir el guión de esa noche para que las cinco horas de proyección nos parezcan cortas y siempre sorprendentes. Y ya estamos: la edición 2007 está lista.
Entonces empieza el miedo de Jean Marie (y el mío) a pesar de todos esos años, las mismas dudas y angustias se repiten.
¿Les va a gustar? ¿Se van a reír? ¿Se sorprenderán? ¿Tendrán la impresión de recorrer el mundo? ¿Reaccionarán, se entusiasmarán? ¿Quedará algo en las mentes después de esa orgía visual?
Creo que el programa de este año estará a la altura de
las expectativas de nuestros fieles seguidores:
Este año tenemos un menú con muchas referencias al séptimo
arte y a grandes directores (Kusturica, Polanski, Lynch), algunos actores (Kidman,
Depardieu, Clooney), con comerciales sorprendentes como esa versión peculiar
de Matrix, los efectos de un concierto de rock sobre los pajaritos en un parque
de Helsinsky, los Simpsons en carne y hueso, o ese otro comercial de Mirinda
en Angola (hay que verlo para creerlo) y la escena principal de Titanic sacado
de un partido de fútbol (genial) o el video clip tipo manga sobre las
aventuras sexuales de un joven adolescente; pero también la abuela con
Alzheimer que nos remite a un pasado mucho más oscuro, o el inocente
juego de escondidas entre niños que nos revela una cruda realidad. Ojalá
la próxima vez que te subas a un coche te recuerdes ese comercial polaco,
o el que anuncia que tengas condones a la mano, con quien sea: comerciales fuertes,
bonitos, chistosos, sorprendentes, estúpidos, geniales, cachondos, deslumbrantes…
La publicidad es como Hollywood, una fábrica de sueños. Compartamos esa noche, es más rico soñar en grupo ….
Romain Greco
Productor General en México