Nunca se supo con precisión de dónde vino. De repente apareció en medio de la nada. Sólo, desnudo, hambriento y sin defensa empezó a buscar desesperado a sus semejantes, pero nadie oía sus gritos. Se sabia de especimenes separados, cada uno con la firme convicción de ser el único y con esa sensación de inmensa soledad que caracteriza a los mutantes.
En ese medio ambiente hostil y desconocido aprendió a sobrevivir, se vestía y se alimentaba de lo que encontraba. En un basurero descubrió tiras de celuloide y latas de aluminio que encerraban miles de historias. Fue cuando todo empezó.
De sala oscura en sala oscura, de festival en festival, devoraba imágenes y sonidos de todo el planeta. Fue así como aprendió a conocernos. Poco a poco descubrió la diversidad del mundo en el cual tenía que vivir, las riquezas culturales, los usos y costumbres de cada pueblo; pero también los fracasos de la sociedad. Experimentó las emociones: la risa, el asombro, la ternura y a veces la tristeza frente a las historias que desfilaban en la pantalla.
Al mismo tiempo se dio cuenta que ya no estaba tan solo como creía. Empezaron a aparecer a lo largo del planeta otros mutantes, todos con la misma curiosidad, con la misma obsesión, con la misma ansia.
Una fuerza misteriosa los atraía y empezaron a juntarse cada año para un extraño ritual, a lo largo de una noche mágica y única: LA NOCHE DE LOS PUBLIVOROS.
Fue cuando él tomó conciencia de su misión: celebrar la diversidad y combatir el aburrimiento convirtiendo a los humanoides en devoradores de publicidad.
Esta noche ustedes se atrevieron a incursionar en el mundo alucinante de los Publívoros (o devoradores de publicidad).Ya están prevenidos. Durante 5 horas se llenarán los ojos y los oídos y la cabeza de imágenes y sonidos provenientes de todo el planeta...